Hace bastante que llevo dándole vueltas a esto y no sé cómo enfocarlo. Cuando sea mayor es una manera de pensar, de no llegar a nada nunca, que sin embargo aprendemos enseguida a usar.
Esta tarde he ido a hacer un examen. ¿Sabéis qué pasa cuando vas a hacer un examen de un nivel que no tienes y que no has preparado? Pues que suspendes. No hay que agobiarse, son cosas que pasan.
¿Sabéis qué ocurre cuando esperas a que llegue el momento adecuado? Que no llega. Y tampoco hay que agobiarse.
Nunca seremos mayores. Hemos aprendido a soñar demasiado y a pelear poco. Estamos de paso cada día porque creemos que sólo merece la pena disfrutar el mañana, ese día que sólo llegará cuando creamos haber alcanzado todas nuestras metas, convencidos de que podemos dedicarnos a descansar tras tanto esfuerzo y disfrutar de nuestra merecida recompensa.
Y mientras, la vida pasa de largo. Sí. Cuando hablo de la vida no me refiero a lo idílico de vivir sino a la vida tal como es, bonita y dura de pelar, frágil y apasionada, triste y emocionante. ¿Qué es la vida para ti? ¿Sentarte a disfrutar de una copa en la terraza de tu mansión con vistas al mar? ¿Copa, terraza, mansión o mar? ¿Y qué si no tienes la mansión? Soñamos demasiado pero vivimos algo menos.
Los sueños no deben ser una meta sino una herramienta; debemos perseguirlos y no hay forma mejor que viviendo cada día. Sufriendo, riendo, olvidando cosas importantes y aprendiendo cosas nuevas, mirando a la gente, cayéndonos, perdiendo a seres queridos y besando a otros, enamorándonos, esforzándonos, fracasando o ganando, llorando, curando heridas, sonriendo.
Hace unos años una escritora del Chicago Tribune, Mary Schmich, preparó un pequeño discurso de graduación. En este discurso daba algunos consejos para vivir feliz según su manera de ver las cosas. Esto ocurría en 1997. Dos años más tarde, Baz Luhrmann, guionista y productor de Romeo y Julieta y Moulin Rouge tomaba ese texto para trabajar en una canción que daría la vuelta al mundo inspirando a millones de personas.
Es esta, me gustaría compartirla con vosotros:
Ahora bien, seríamos verdaderamente ingénuos si pensáramos siquiera que en este vídeo o en las letras de esa canción se encuentra la clave de nuestra felicidad. Por supuesto que no. Quizás pasemos un ratito agradable viéndolo, quizás algunas cosas nos parezcan más o menos bien, pero desde luego no va a cambiar nuestra vida para nada. Seremos nosotros y nadie más quien la cambie. Y nos sobran los motivos para ello. Motivos verdaderos para ser mejores, para crecer por dentro, para vivir.
¿Entonces? ¿Por qué no llega el cambio? Pues porque aún no ha llegado el momento, claro. Y así caminamos cabizbajos día tras día en busca de la felicidad… por cierto, ¿habéis leído el libro? pues leédlo, y después leed El Sonido de la Vida, Cienfuegos y Mortadelo y Filemón… apagad la tele y leed.
Hace también algunos años, bastantes en verdad, intenté ir de vacaciones a Gijón. Conocí anteriormente allí a una chica y todo me parecía poco para intentar ir a verla pero claro, de Murcia a Gijón hay un trecho, así que pasé todos los fines de semana de un año académico echando horas con albañiles en el pueblo donde vivíamos para ahorrar algo de dinero. Conseguí 84000 pesetas, sí, y me las gasté en una semana en Gijón aprendiendo a caerme de bruces y a chocar de frente con mis sueños. Vaya viaje, vaya. Regresé a Gijón al año siguiente pero en esa ocasión porque iba de asistente a unas conferencias que se celebraban en Cabueñes para jóvenes emprendedores que aunque yo no iba a emprender nada en aquellos tiempos me sirvieron para desde entonces, cada vez que regresaba a Gijón fuera para aprender y sobretodo para descubrir a mucha gente inquieta, capaz y preparada sobre muchas materias. Y de Gijón a Murcia, con el gusanillo en el cuerpo, tuve el placer de asistir a una conferencia de José Luís Galindo en unas jornadas de emprendedores que celebran cada año. Esta fue en Cartagena y hago mención de él porque es un gran conferenciante pero sobretodo porque dijo algo que yo grabé para mí. José Luís Galindo decía que la mejor manera de mejorar era sencillamente preguntándose a sí mismo cada noche ¿qué puedo hacer mañana mejor que hoy? y hacerlo. El cambio empieza en uno mismo, no llega solo y nadie lo va a hacer por nosotros, nadie.
Como os decía, todos tenemos motivos para intentar ser mejores, pero es cierto que no todos los días se levanta uno con las pilas a tope pensando en que se va a comer el mundo. Hay días en los que nos falta motivación, mucha francamente. Pero claro… la frase «no estoy motivado», siendo sinceros, no llega a más que a excusa. Alguien me dice que está desmotivado y yo no sabría qué quiere decir, de verdad. Se me ocurre que lo más sencillo sería recomendarle esto y contemplar cómo se crece a cada minuto hasta sentirse capaz de todo:
Pero no creo que funcione. Tenemos que buscar en nuestro interior lo que queremos más profundamente y pelear por ello. No hay vídeos, música, libro o frase amiga capaz de brindarnos lo que necesitamos para salir adelante con el ímpetu que la vida requiere para que la vivamos. Lo que viene de fuera afuera se va y si son esas cosas las que nos mueven, en un abrir y cerrar de ojos estaremos parados en la cuneta llorando y viendo pasar coches y más coches.
Este es Jordi Vila Porta en una conferencia suya sobre la motivación… he cogido sólo el fragmento que quiero que escuchéis aunque sin duda os recomiendo que le dediquéis un ratito a escuchar algunas de sus conferencias o a leer alguno de sus libros porque lo merece.
Los motivos son lo único que verdaderamente importa y esos los tenemos a raudales. Convirtámoslos en sueños y juguemos a perseguirlos, a diario. Tienes que salir a pelear por tus sueños cada día, insisto, cada día. No podemos rendirnos a la contemplación de las cosas que ocurren por que sí.
De nuevo en un encuentro en Gijón años atrás, en el transcurso de una cena con compañeros y amigos, Libio Encarnación me decía: «Pedro, cuando cambias el enfoque cambian los resultados». Libio ha convertido eso en su lema, es a día de hoy la idea básica sobre la que se centra su carrera y es el punto de partida de tantos proyectos de los que forma parte. Anotadlo, porque las cosas no siempre salen como esperamos pero es que no siempre las hacemos como debemos.
Cambiemos la manera de hacer las cosas y tendremos resultados diferentes, aunque siempre podemos esperar a ser mayores.